Lo de la Risa

Lo de la Risa

Allá por los noventa (no me he parado a calcular el año exacto porque me da un poco de vértigo), pongamos por el 95, ni pa ti ni pa mi, conocí en el instituto a un chico de esos que te hacen reír hasta cuando estornudas. Ese año de instituto lo recuerdo con mucha alegría, estuvimos todo el año sentados juntos en clase y me lo pasé pipa, pero pipa, pipa.

Lo que es la vida, después de ese año fuimos perdiendo el contacto. Poco a poco, pero lo fuimos perdiendo hasta que desapareció. Él desapareció, yo desaparecí. Es muy frecuente que las amistades que creamos en esos tiempos adolescentes en los que creemos que todo es infinito, que todo es para toda la vida, desaparezcan. No somos conscientes de lo que nos queda todavía por vivir, en la mente adolescente la magia es un plus, pensamos en nuestro futuro como algo brillante, que no quiere decir que no lo vaya a ser; pensamos que las amistades nos van a durar toda la vida porque les damos la mayor importancia del mundo. Según la ciencia, en la pirámide de prioridades de los adolescentes, justo en la cima están las amistades, nada es más importante. Por eso nos marcan tanto, siempre los recordamos aunque pasen los años.

A lo que iba. Esta amistad se perdió, pero no del recuerdo. Un día por casualidad vi una foto suya en una red social y me quedé ojiplática. Estaba acompañado de una persona famosa que no voy a decir quien es. En ese momento pensé: Qué está pasando aquí. Tiré de pasado adolescente y enseguida encajé todo. Este chico tenía una habilidad, un don, algo que le hacía muy especial. Y es lo de la risa. Te hacía reír a cada momento, pero lo más importante era que se reía de sí mismo. Cuando eres capaz de reírte de ti mismo y de ver en ti todo lo bueno y positivo, tienes el mejor don que la vida te puede dar.

Me puse en contacto con él, se acordaba de mí, qué alegría. Me contó que se había hecho cómico profesional, vellos de punta. Justo lo que yo había encajado en mi mente nada más ver esa foto que tantos recuerdos me trajo. Ni que decir tiene, que fui a verle, más de una vez.

Hace unos días volví a disfrutar de uno de sus monólogos, y mi mente empezó a reflexionar: hay que ver como mi amigo @kalderas ( yo le llamo Míguel, con acento en la i, como antes de adolescentes) ha sabido manejar con tantísimo arte ese talento innato que le corre por la venas, que le sale por cada poro de su piel. Digno de admiración, él ya nació sabiendo cual era su propósito de vida, el de hacer reír a la gente, el de reírse de sí mismo… Escuchar a Míguel es algo terapéutico, es un desencajar de mandíbula impresionante, es pedirle al cielo que por favor termine ya porque no sabes si tu cuerpo soportará más tiempo ese estado de risa desde las entrañas. Qué bonita labor esa de hacer reír a la gente, os cuento lo que dice la ciencia sobre la risa: cuando nos reímos nuestro cerebro libera ciertas sustancias bioquímicas como dopamina, que nos ayuda a mejorar nuestro estado de ánimo, endorfinas como la serotonina que actúa como analgésico natural, disminuye los niveles del puñetero cortisol, la hormona del estrés, bajando así nuestros niveles de ansiedad. ¿Qué te parece? Medicina natural pa nuestro cuerpo. Altas dosis de felicidad, alegría y risas que desencajan mandíbulas.

Por todo eso, yo os recomiendo que de vez en cuando, pero cuanto más mejor, os permitáis estos momentos de farmacia natural… Tan fácil como ir por ejemplo a ver al Míguel con acento en la i, a @kalderas, a este gran cómico que te arregla la vida en un momento, para que salgas de allí con la sonrisa colgada a tu dolor de mandíbula, pero con tu cuerpo lleno de dopamina hasta los ojos.

Gracias Míguel con acento en la i. Gracias @kalderas por sanar a las personas de esa forma tan maravillosa, sabes que yo también te quiero, porque a pesar de los años, me sigo riendo mucho contigo, como en los años de instituto, te acuerdas?

2 comentarios en «Lo de la Risa»

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