Hay que saber subir y bajar
No sé si habéis visto alguna vez un vídeo que circula por la red hace ya algunos años. Es un vídeo que en nuestra familia siempre ha hecho mucha gracia, de hecho, todavía la hace. Es el vídeo del Trambólico, más abajo os pongo el enlace. En ese vídeo hay una frase que hemos hecho nuestra, bueno, mi marido es el que siempre la repite, y de tanto escucharla, los demás también lo hacemos. La frase en cuestión es: HAY QUE SABER SUBIR Y BAJAR. Desde luego que el contexto de la frase que aparece en el vídeo nada tiene que ver al contexto generado por nosotros. Tenéis que ver el vídeo, quizá sepas cual es, porque ya tiene unos cuantos años, fue muy viral.
Nosotros le hemos dado un significado muy especial, el sentido hierbas, espiritual o como lo queráis llamar. En la vida, hay que aprender a subir y bajar, pero una vez abajo, por supuesto hay que volver a subir.
Ahora mismo esta frase martillea mi cabeza, porque este final de verano ha ido en bajada. Sí, hemos bajado, nada grave, pero hemos bajado. Ahora, hoy, toca empezar a subir, que hay que decir que a veces no es fácil, pero en esta ocasión sí que lo va a ser. Ha sido una caída sin atropello, caída segura (de seguridad). Caída en colchón, para que me entiendas. Con alguna raspadura, pero no hay raspadura que un buen yodo no cure.
Claro, todo esto, te hace reflexionar (te vuelvo a decir que nada grave) y te das cuenta que en realidad la vida está hecha de subidas y bajadas, de felicidad a ratos, como siempre te digo. Y piensas que menos mal que esta caída no ha sido estrepitosa, había colchón. Y del bueno, de viscoelástica. Te voy a decir de dónde viene la viscoelástica, lo he buscado en Internet, no soy tan lista. «Material desarrollado por la NASA en los años 60 como parte de un programa espacial, especialmente concebido para reducir y aliviar al máximo la presión que los cuerpos de los astronautas sufrían a la hora de despegar y aterrizar». ¿Qué te parece? Qué listos los de la NASA oye. También se le conoce como espuma de memoria. El colchón recuerda quien eres cada noche, para cuando te acuestes, poder abrazarte rico rico y que duermas plácidamente. Pues eso, que éstos colchones, son la caña. Amortiguan caídas, para cuando caes; amortiguan el despegue también, y te quieren mucho porque se acuerdan de ti hasta para la siesta. Maravillosamente sublime.
Ahora, desde mi colchón de viscoelástica te escribo, dispuesta al despegue, con la tranquilidad que me ofrece el mantra que repite mi marido continuamente: Hay que saber subir y bajar. Grábate esta frase a fuego. Yo le voy a dar mi toque personal, mi toque de ilusión, de alegría: Hay que saber subir y bajar, siempre acompañado de un buen colchón de viscoelástica.
P.D: Hoy no hay posdata, porque me voy. Desde aquí abajo, voy a empezar a subir. Besos.